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Diseño Estratégico de Producto Digital

Escaleras, formularios, pendientes y tropiezos

10 Oct, 2011, por Sergio.

En el diseño de escaleras (sí escaleras convencionales, las que subís y bajáis todos los días en cualquier edificio o en el metro), uno de los principios fundamentales es la pendiente, una relación geométrica que viene definida por la profundidad de los peldaños (llamada huella) y la altura de éstos (llamada contrahuella o tabica).

Pendiente de escalera

Pendiente de escalera
Relación de pendiente de una escalera según la altura y longitud de un paso.

Todos sabemos subir y bajar escaleras, ese movimiento está implantado en la memoria muscular de nuestras piernas desde nuestra primera infancia y se consolida a partir de los 3 años de edad aproximadamente. Pero en cada escalera realizamos una pequeña adaptación de la cadencia de subida o bajada. Esa cadencia viene definida por la pendiente de la escalera, la cuál ha de ser constante para mantener el ritmo y evitar caídas.

Seguro que muchos de vosotros os habéis dado un traspiés con una escalera mal compensada o un escalón desnivelado por culpa del desgaste. Cuando afrontamos una escalera, digamos que el primer escalón nos da toda la información necesaria a nuestras piernas sobre la cadencia a seguir. Si esa primera “señal” coincide con las siguientes, la escalera desaparece de nuestra atención: subimos o bajamos sin pensar. Pero si esta cadencia se altera o algo no encaja, el tropiezo está asegurado.

Un solo peldaño fuera de medida basta para romper el ritmo. Sea cual sea la causa, el resultado es el mismo: el cuerpo tropieza, porque el patrón aprendido se rompe de golpe.

Los formularios son escaleras digitales

Diseño formularios

Rediseño de un formulario.

Cuando uno se afronta a un formulario, ve una gran escalera que subir. Poca gente disfruta subiendo escaleras. Cualquier inconsistencia (un campo más corto de lo esperado, una etiqueta fuera de lugar, un botón mal alineado) rompe esa cadencia y obliga al usuario a detenerse. Ese “alto en el camino” es el equivalente digital del tropiezo. En la web no duele en el tobillo, pero sí en la experiencia del usuario: genera confusión, frustración y, muchas veces, abandono.

Pensemos en ejemplos concretos:

  • Un formulario de registro que pide demasiados datos personales.
  • Un campo obligatorio que no está marcado como tal y devuelve un error al final.
  • Un mensaje de validación que habla en jerga técnica incomprensible.
  • O incluso un orden de tabulación que no respeta la lógica natural de izquierda a derecha, de arriba abajo.

Cada uno de estos detalles es un escalón desnivelado. Puede que el usuario supere uno, pero ¿qué pasa cuando la escalera entera está llena de tropiezos? Simplemente, no sube.

La pendiente correcta

Así como en arquitectura hay fórmulas clásicas para calcular la relación óptima entre huella y contrahuella, en diseño digital existen principios que marcan la pendiente correcta de un formulario. La consistencia visual, la claridad de los mensajes, la reducción de fricción y la accesibilidad son algunas de ellas.

Un buen formulario se reconoce porque fluye:

  • El usuario encuentra el orden lógico sin pensarlo.
  • Los campos tienen el tamaño adecuado para el contenido que esperan.
  • Los errores se señalan a tiempo y con palabras sencillas.

Cuando todo está alineado, el usuario sube la escalera sin darse cuenta.

Tanto en la arquitectura como en el diseño digital, la verdadera excelencia se nota en la invisibilidad del diseño. Nadie alaba una escalera que simplemente cumple su función, pero todos recordamos aquella que nos hizo tropezar. Lo mismo pasa con los formularios: los mejores son los que desaparecen, los que acompañan sin interrumpir. Porque al final, ya sea en piedra o en píxeles, el diseño es eso: construir recorridos que el cuerpo (o la mente) pueda transitar sin miedo a caerse.

 

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